Una persona deja su patria por razones diversas, pero lleva siempre consigo las huellas de sus orígenes.
Será por siempre un embajador que representa a su patria dondequiera que va, transmite su esencia y de la sociedad de la que proviene: la cultura que lleva, y el trabajo que hace bien.
En muchos casos, una persona llega de su país a otro país trayendo en su maleta mucho talento, habilidades y destrezas en algún arte, rama o disciplina, y necesita desarrollarlos, nutrirlos y profundizar en ello. Porque el talento es como una planta joven, si uno no se compromete a regarla y cuidarla, se marchita y corre el riesgo de morir.
Para nuestro amigo hoy, en quien centraré mi relato, su talento se completó y maduró a una edad temprana, y pudo dominar muchas habilidades cuando aún tenía solo diecisiete años.
Me quedé muy impactado hojeando un gran álbum de fotos del valiente protagonista de esta historia, un hombre llamado Abu Bakr Al-Mayez. Es un hábil artesano en el grabado en piedra y yeso y tiene muchas habilidosas técnicas relacionadas con la creación de mosaicos y adornos, esculpir y teñir con unos dotes artísticos maravillosos.

Este álbum de fotografías me transportó a un mundo de magia y belleza al contemplar los detalles de esos hermosos mosaicos y decoraciones que reflejan la belleza y autenticidad de ese inmortal patrimonio humano. Una atmósfera de calma, serenidad, comodidad y tranquilidad me golpeó mientras revisaba ese álbum: foto por foto.
El héroe de nuestra historia proviene de la antigua ciudad de Marrakech y donde nació en el año 1971. Vivió su infancia en esa ciudad donde florecen muchos oficios y profesiones tradicionales antiguas y de alto nivel. A la edad de dieciséis años, aprendió el oficio de artesano de manos de un grupo de afamados artesanos profesionales de la ciudad y de la misma manera tradicional heredada de generación en generación desde la antigüedad. Se trasladaba de una ciudad a otra, según las condiciones de trabajo y los contratos que recibía. Un día obtuvo un contrato de trabajo en una de las más famosas empresas especializadas en construcción y reconstrucción de Marruecos, que extendió su negocio a otros países del Golfo Árabe e Irak.
En el año 1990, Abu Bakr se dirigió hacia el este, concretamente a Irak, en un viaje de negocios organizado por la Asociación de Constructores y Constructoras de Rabat. Tenía la misión de construir y reconstruir unos palacios y villas al estilo andaluz marroquí, y se instaló en la ciudad de Basora, en el sur de Irak. Comenzó a trabajar duro y diligentemente en su campo de la inscripción y la decoración. Pero, con mucho pesar, Abu Bakr me comparte que regresó a Marruecos después de unos meses, ya que la guerra le impidió completar la tarea para la cual fue encomendado. Así es la guerra, si estalla su fuego y su voz se eleva, no hay lugar para el trabajo, la construcción y la creatividad. La guerra destruye todo lo bello, y de ella sólo resulta la ruina y destrucción.

Abu Bakr regresó y fue contratado por la empresa constructora francesa que construyó la Mezquita de Casablanca. Trabajó con ellos en esa mezquita, enfocado en el grabado y la decoración, mudándose luego nuevamente a Agadir a pedido de la empresa, para trabajar allí.
Luego recurrió a otro arte próximo a la escultura en yeso, que es el arte de esculpir en piedra. Un estilo de arte de alta calidad, artes auténticas que los marroquíes heredaron desde la antigüedad. Se trata, según dicen muchos de los poseedores de este arte, y confirman investigadores e historiadores, de la hermosa herencia andaluza que hizo famosa a la civilización andaluza en la Península Ibérica.
El arte de la escultura en piedra se suele utilizar para decorar las fachadas, ventanas y techos de palacios, mezquitas y casas con diferentes formas geométricas, además de formar diversas pinturas como dibujos de pájaros y flores, versos coránicos, sabiduría, versos de poesía, entre otros, lo que convierte al lugar en un maravilloso cuadro de belleza y le da un aura de esplendor y dignidad.
Abu Bakr continuó con su trabajo en múltiples manifestaciones artísticas y trabajó en muchas ciudades y pueblos de Marruecos. Cada nuevo día descubre uno de los secretos de esa profesión de alto nivel y adquiere una nueva experiencia para agregar a su lista de experiencias y habilidades.
Abu Bakr me habla de su estrecha relación con esta profesión, su amor por ella y su pasión por ella. No la considera una simple profesión para ganar dinero, sino una herencia, un arte, una cultura, una autenticidad y un espíritu al que pertenece y vive.
En el año 2007, Abu Bakr llega a España, y comienza a trabajar en el sector de la construcción. Las condiciones laborales y sus circunstancias le obligaron a alejarse temporalmente del arte que ama, aunque pudo volver pronto a él. Ha trabajado en la ciudad de Jerez durante dos años esculpiendo sobre yeso y sobre piedra.

Combina su pasión con las necesidades del mercado laboral: trabajar en otros tipos y formas, como trabajar en yeso ordinario, trabajar en azulejos y decoración. Actualmente trabaja en el campo de reconstrucción, remodelación y reparación de viviendas en la ciudad de Valladolid, capital de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Entre las obras más bellas que realizó Abu Bakr en la ciudad de Jerez y Girona se encuentra el arte del “Tadalakt”, un tipo de revestimiento de cal utilizado en la arquitectura marroquí para construir lavabos, duchas y cuencos de agua, así como paredes, techos y suelos. Este tipo de teñido existe desde la antigüedad en mi país, Yemen, y se elabora allí de forma tradicional. Cuenta con más de mil años de historia, donde se mezclan algunas rocas volcánicas y cenizas volcánicas con cal. Su elaboración es muy larga debido a la lentitud de algunas reacciones químicas. Muchos monumentos históricos allí fueron construidos con una mezcla similar a esta, lo que sugiere la profundidad de la relación y vínculo entre el Mashreq árabe y el Magreb árabe y la transmisión y superposición de artes y literatura entre pueblos y culturas.
Abu Bakr, quien se vio obligado por circunstancias de la vida a abandonar la escuela cuando era niño, mira un álbum de sus fotos con mucho orgullo. Con paciencia y perseverancia, pudo aprender muchas habilidades y adquirió muchas técnicas a lo largo de su extensa y provechosa carrera. Es un ejemplo vivo de que la esperanza, la voluntad y la perseverancia son suficientes para llegar a la cima, sean cuales sean las circunstancias y los obstáculos.
Abu Bakr espera que esta fina artesanía no termine con él. Considera que esta sabiduría es una responsabilidad que está en sus manos, y debe transferirla tal y como la recibió para que la cadena no se corte, para que la transmisión y la creatividad sigan siendo continuos. Aspira a formar una pequeña institución a través de la cual pueda trabajar y resaltar este arte y presentarlo de una manera más clara a la gente de España. Abu Bakr me recuerda un artículo que su maestro, de quien recibió la ofrenda y responsabilidad de este oficio dijo: “Debes transmitirlo a otros como lo aprendiste. Este oficio no debe terminar con tu final. Debes dejar un rastro para ti que te seguirá, para que la vida pueda continuar”.

Lo que más asusta a Abu Bakr es que no encontrará a alguien a quien enseñar y transferir el oficio. La mayoría de estos obstáculos son financieros o logísticos. Si hay un instituto o institución que adopte este arte y se interese por él, quizás muchas personas interesadas en este arte y motivadas por el deseo de aprenderlo encuentren su camino hacia él.
En cuanto a mí, estoy agradecido con Abu Bakr y con los muchos amigos migrantes que conocí aquí, que trabajan duro y en silencio, y que con confianza compartieron conmigo su experiencia, esperanzas y aspiraciones.
Del sur de la Península Arábiga, al Magreb, a España, y busco cosas bellas: artes y literatura, cuentos y novelas, cultura y patrimonio, autenticidad y contemporaneidad, y muchas otras cosas bellas. Unir y no separar. Te hablaré de ellos siempre que tenga la oportunidad, tengo mucho que compartir.